Me despido de mis hijas, decido viajar por autobús hacia Palenque por la noche, llego al mediodía cerca de la terminal hay unas combis que van hacia Catazajá, Chiapas. Me ofrecen un folleto de ecoturismo, hay varios paquetes, creo que tengo que regresar en otra ocasión. La combi nos deja en la periferia de la ciudad, transbordo un taxi colectivo y finalmente llego al restaurante Toluqueño, pido un desayuno.

Observo la laguna, sin duda ya está en secas, recuerdo el último taller de expertos y todas las cuestiones que se plasmaron. Aquí estoy nuevamente, con este interés de saber qué vamos a encontrar. Reviso los puntos que quiero visitar y pido al mesero que me atiende si conoce alguien de confianza que me pueda acompañar. Realiza una llamada, llega un taxista e inicio la jornada, visitamos unos puntos, llevo mi GPS para poder localizarlos. En una noria hay una niña que me mira con ojos intrigantes, hay que pasar un charco y su abuelita a su cargo le dice que no estorbe, le digo que no me incomoda y me ofrezco para cargarla y pasarla para ver la noria, hago mi medición me despido y me regala una sonrisa. Hace calor, pasamos a la tiendita del pueblo para beber un refresco. Regresamos, me encuentro con mis compañeros, es semana de feria están eligiendo a la chica representante de la Flor de Catazajá, cenamos y a descansar.

Al siguiente día manejo un vehículo, ya que el equipo de vegetación y peces estará en lancha. Ahora voy con Don Luis, que también trabaja en el restaurant, durante el recorrido me cuenta de sus experiencias de juventud, recorridos a caballo, cómo era antes, en las norias que visitamos siempre lo conocen, me ayuda en todo. Llegamos a Jonuta, mi piezómetro ya no está; se observa que quemaron basura y de paso el piezómetro, aun así, puedo tomar la medición y regresamos a Catazajá. Me faltan los puntos de pantanos de Centla, me adelanto y termino el recorrido.

Regreso a casa, justo al cumpleaños de mi niña. Ahora tengo nuevas mediciones, nuevas observaciones porque es la única forma que le podemos preguntar a la naturaleza ¿Cómo está? ¿Qué le hace falta? Nuestras observaciones, gráficas y figuras quedarán en un DECE, siglas del “Documento de Evaluación de Caudal Ecológico” porque cada gota cuenta, porque si conservamos el agua, conservamos a la naturaleza.