Durante los últimos años, la degradación ambiental en México ha pasado a ser un tema principal en el debate nacional tomando connotaciones que afectan la gobernabilidad y la sustentabilidad de la sociedad en su conjunto.
Los problemas de degradación de suelos, deforestación, sobreex- plotación y deterioro de recursos hídricos y pérdida de biodiversidad, de- jaron de considerarse como simples datos estadísticos para constituir la causa de numerosos conflictos sociales. Este panorama propició que en la agenda actual, temas relacionados con el agua y el manejo forestal se pre- senten como asuntos de seguridad nacional.
En la última década se ha fortalecido el sistema institucional para la gestión ambiental, principalmente en temas relacionados con los recursos hídricos. Sin embargo, durante este tiempo los problemas ocasionados por la escasez de agua, la disminución de su calidad y el aumento de desastres “naturales”, como inundaciones, se han registrado con mayor frecuencia. Ante esta situación es apremiante un cambio de paradigma en la gestión de los recursos naturales de un enfoque sectorial hacia una visión más inte- gral. Considerando que los ecosistemas naturales se basan en la interacción continua de todos sus elementos, en el tiempo y en el espacio, es imposible solucionar un problema ecosistémico manipulando sólo uno de ellos: el agua.