Las áreas protegidas representan el 11.5% de la superficie total del planeta. Millones de mujeres y de hombres viven en ellas porque dependen de los recursos naturales para su supervivencia.

Las iniciativas de conservación en las áreas protegidas pueden constituir una oportunidad para promover la equidad de género, en la medida en que propongan acciones alternativas que permitan un acceso más justo de hombres y mujeres a los beneficios de la gestión ambiental. Todas las personas interesadas deben ser visibilizadas, consultadas e involucradas en el procesos de conservación y manejo de los recursos.