En las orillas de los ríos y arroyos están ubicadas las riberas fluviales formando un ecotono entre el sistema acuático y el terrestre, que va conectando las distintas partes del paisaje en cuatro dimensiones: (1) conectan las partes altas de las cuencas (que por lo general son zonas montañosas), con las partes bajas (las zonas más planas), trayendo consigo una gran cantidad de materiales como los sedimentos, que son acarreados desde las laderas donde hay erosión. Estos sedimentos viajan por acción del agua (en su mayoría) y la rapidez de este viaje depende de factores como la pendiente de los ríos (los científicos se refieren al “poder del río”, Camporeale y cols. 2013). Los ríos y las riberas funcionan como corredores por donde se mueven muchos animales, ya que en estos sitios encuentran agua, alimento y refugio (Landeros-Sánchez y cols. 2010). Cuando se pierde la conexión natural entre los ríos de la parte alta se alteran los organismos que viven aguas abajo (por ejemplo cuando se construyen presas) por la reducción del caudal. En algunas presas del mundo han comprendido la importancia del caudal ecológico, y liberan el flujo de agua en cantidades y ritmos que simulan el patrón natural del río, permitiendo su conservación o rehabilitación (Richter y Thomas 2007).
(2) Las riberas fluviales conectan a los ríos con las parcelas cercanas (de forma lateral), reteniendo temporalmente los sedimentos que viajan desde las laderas. En las zonas agrícolas esta retención previene la contaminación del agua, ya que disminuye la cantidad de pesticidas y fertilizantes que llega al canal, siendo atrapados en el bosque y pastizal de la ribera, o bien transformados por los microorganismos del suelo y absorbidos por plantas (Yiang y cols. 2015). En las zonas planas, los ríos inundan la ribera (la planicie de inundación), dejando en ella muchos nutrientes para los organismos que ahí habitan. La interrupción de este flujo natural generada por la construcción de caminos, casas o diques, desconecta al río de su ribera, empobreciendo y secando en exceso los suelos ribereños, y favoreciendo el establecimiento de plantas invasoras que reducen la salud dulceacuícola (Hale y cols. 2018). El establecimiento de viviendas en las riberas también pone en riesgo a sus habitantes, por las avenidas que se forman en las épocas lluviosas de cada 50 a 100 años (Verry y cols. 2000).
(3) Las riberas y ríos también conectan el agua superficial (la que corre por las laderas y los ríos) con el agua subterránea, ya que en algunas partes de la cuenca el agua que viaja por dentro de la tierra a través del suelo y de las rocas, sale a la superficie para incorporarse al canal (también sale en forma de ojos de agua y manantiales en los cerros). En época lluviosa es posible que los mantos acuíferos se eleven hasta alcanzar zonas cercanas a la superficie. Este movimiento vertical del agua también moviliza nutrientes y organismos a través del perfil del suelo, favoreciendo el intercambio que mantiene vivos nuestros ríos. El cambio de uso del suelo y la extracción excesiva de agua de los acuíferos, puede alterar las formas naturales de conexión vertical (Stanford y Ward 1993).
(4) La conexión de la cuenca también tiene una dimensión temporal, ya que en las cuencas de climas más secos, la red de ríos y riberas (red fluvial) tiene menos afluentes superficiales en la época de estiaje. Entonces, la red fluvial se constriñe o expande en función del agua que recibe la cuenca por precipitación (o por derretimiento de la nieve), quedando algunos de sus afluentes desconectados de la red temporalmente (se trata de los arroyos que sólo llevan agua en época lluviosa o durante en años excepcionalmente lluviosos) (Wohl y cols. 2018).
En síntesis, las riberas y los ríos conectan y desconectan la cuenca de forma natural, de modo que podemos reconocer un patrón natural de conexión – desconexión, que es resultado de los distintos climas, rasgos geomorfológicos, patrones de lluvia y cubiertas del suelo. Los científicos llaman a este patrón conectividad, y su alteración reduce la salud del ecosistema, su integridad, su diversidad y su capacidad para mantener la vida (Stanford y Ward 1993).
Pero los ríos y riberas conectan también a las comunidades, pueblos y ciudades que viven en las distintas partes de una cuenca. ¿Con quién te conecta tu cuenca?
- Camporeale, C., E. Perucca, L. Ridolfi y A. Gurnell. 2013. Modeling the interactions between river morphodynamics and riparian vegetation. Reviews of Geophysics 51: 2012RG000407.
- Hale, R., P. Reich, T. Daniel, P.S. Lake y T.R. Cavagnaro. 2018. Assessing changes in structural vegetation and soil properties following riparian restoration. Agriculture, Ecosystems and Environment 252: 22 – 29.
- Jiang, R., R. Hatano, R. Hill, K. Kuramochi, T. Jiang y Y. Zhao. 2015. Water connectivity in hillslope of upland–riparian zone and the implication for stream nitrate-N export during rain events in an agricultural and forested watershed. Environmental Earth Sciences 74(5).
- Landeros-Sánchez, C., J.C. Moreno-Seceña, J.P. Martínez-Dávila y O.L. Palacios-Vélez. 2010. Ecohidrología. En: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (eds.). Estrategia Estatal de Biodiversidad – Veracruz. Capítulo I, Sección VII. Pp: 505 – 515.
- Richter, B.D. y G.A. Thomas. 2007. Restoring environmental flows by modifying dam operations. Ecology and Society 12(1): 12.
- Stanford, J. y J. Ward. 1993. An ecosystem perspective of alluvial rivers: connectivity and the hyporheic zone. Journal of the North American Benthological Society 12(1): 48 – 60.
- Verry, E.S., J.W. Hornbeck y C.A. Dolloff (eds). 2000. Riparian management in forests of the continental Eastern United States. Boca Raton, FL: Lewis Publishers, CRC Press LLC: 1-22.
- Wohl, E., G. Brierley, D. Cadol, T.J. Coulthard, T. Covino, K.A. Fryirs, G. Grant, R.G. Hilton, S.N. Lane, F.J. Magilligan, K.M. Meitzen, P. Passalacqua, R.E. Poeppl, S.L. Rathburn y L.S. Sklar. 2018. Connectivity as an emergent property of geomorphic systems. Earth Surface Process and Landforms 43(11).
Comentarios
Gracias por este documentado viaje "aguas arriba" hacia "aguas abajo" y de forma horizontal por nuestros ríos. Espero que mucha gente lo lea y tomadores de decisiones entiendan la importancia de las riberas y la dinámica natural de conectividad de nuestros ríos.
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