Las zanjas trinchera constituyen la principal práctica de conservación de suelos realizada en México y se implementa indistintamente en diversas condiciones geográficas y ecológicas, sin evaluar su imparto.
En este trabajo se evaluaron las zanjas trinchera como práctica de conservación de suelos en 28 sitios distribuidos en siete estados (Baja California Sur, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Tlaxcala y Veracruz), mediante la caracterización del medio físico, la descripción y análisis de suelos, así como entrevista a los dueños de la tierra. Los principales resultados señalan que la construcción de esta obra genera un gran número de impactos negativos. Entre ellos, la creación de suelo como consecuencia de la excavación, la cual puede movilizar de 60-123 ton/ha y la exposición de 0.4-6.3 ton/ha de carbono orgánico en la superficie. Los resultados mostraron también que esta práctica no mejora las condiciones de retención de humedad, necesarias para sostener la reforestación asociada y no son adoptadas por la población. Los resultados y revisión de literatura permitieron identificar ciertas condiciones ambientales recomendadas para la construcción de zanjas trinchera, como un clima árido y semi-árido (aproximadamente 300 mm de precipitación promedio), rango de pendiente (hasta 40%), suelos poco profundos (menos de 20 cm) y sin horizonte arcillosos y con una vegetación rala y discontinua.